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Moran, C., & Terrasa, S. A. (2022). El estigma de la obesidad. Evidencia - Actualizacion En La práctica Ambulatoria, 25(3), e007033. https://doi.org/10.51987/evidencia.v25i4.7033

Resumen

En este artículo los autores explican la evolución histórica del estigma de la obesidad y las consecuencias de su internalización sobre la salud de las personas que lo sufren. Hacen especial hincapié en las conductas del equipo de salud que refuerzan este estigma, basadas en la gordofobia que también afecta a este colectivo profesional como integrante de nuestra sociedad. Por último, describen algunas iniciativas políticas destinadas a modificar la opresión, la discriminación y la vulneración de los derechos humanos que sufren las personas obesas, como lo son el activismo gordo y una propuesta canadiense para el equipo de salud que pretende ofrecer un marco de atención de las personas con sobrepeso u obesidad orientado a la persona y su entorno, alentándolas a desarrollar autoestima y autoeficacia.

La obesidad como estigma

Se conoce como estigma de la obesidad o gordofobia(1) a las actitudes negativas dirigidas hacia las personas en quienes se percibe un cuerpo no hegemónico, a expensas de un exceso de grasa corporal1, 2.

Además de su impacto psicológico, social y económico, existe evidencia de un vínculo entre la percepción del estigma de peso y consecuencias adversas para la salud (atracones, dietas poco saludables y conductas sedentarias), que pueden empeorar la obesidad y, además, afectar las relaciones y las vivencias de las personas3, 4. En este contexto vale mencionar que, según el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI), en Argentina las personas con sobrepeso u obesidad encabezan la percepción de encontrarse entre los grupos más segregados, sólo superados por aquellas afectadas por la pobreza5.

La gordofobia, por sus raíces en estereotipos negativos, puede conducir a formas abiertas de tratamiento injusto como la segregación laboral, educativa o de la atención sanitaria, el deterioro en las relaciones interpersonales y el estigma en los medios de comunicación, con la consecuente privación de los derechos básicos a las personas afectadas. Estas personas son vulnerables al estigma social y al estrés crónico que les genera la ansiedad de anticipación ante reacciones potencialmente hostiles6. Por otro lado, el proceso de internalización de los estereotipos de peso negativos y el consecuente autodesprecio es conocido como la internalización del estigma de la obesidad7.

En respuesta a esta situación surge el activismo gordo, movimiento que lucha contra la opresión, la discriminación y la vulneración de los derechos humanos que sufren las personas gordas8. Nació en los EE.UU. en los años setenta y llegó a Argentina en 2011, cuando comenzó a visibilizarse a nivel local y regional, junto con otros activismos de la diversidad corporal, el género y la sexualidad. Desafía al pensamiento hegemónico que considera a la gordura como algo a erradicar, que siempre es patológica y que habla de una persona sin voluntad y desagradable para la sociedad (no solo desde el punto de vista estético, sino por ser no saludable). El activismo gordo busca crear modos de vida más libres y amables mostrando que, a partir de la discriminación y la vulneración de los derechos humanos de las personas diversas, resulta insuficiente toda la retórica de la diversidad y la inclusión. Vale mencionar que en Argentina ha sido publicado por el colectivo de activismo gordo el libro Cuerpos sin Patrones9, que da cuenta de la vivencia de las personas con cuerpos condenados por ser no normativos.

Los equipos de salud conocemos los riesgos asociados a la obesidad y, por lo tanto, realizamos recomendaciones a los pacientes que atendemos, las que muchas veces son extremadamente normativas y tienen poco en cuenta a las necesidades de la persona que está consultando. Por ejemplo, la Fuerza de Tareas Preventivas de los Estados Unidos (USPSTF, por sus iniciales en inglés), recomienda que se les ofrezca a todos los pacientes con índice de masa corporal (IMC) mayor o igual a 30, intervenciones conductuales intensivas de componentes múltiples (consejería individual, grupal, autocontrol de peso y asesoría telefónica o presencial, realizada por miembros del equipo de salud)10. En Argentina, la Guía de Práctica Clínica sobre Diagnóstico y Tratamiento de la Obesidad (2014) recomienda calcular el IMC en todos los adultos, realizando un abordaje interdisciplinario, alentando el descenso de peso en todos los pacientes obesos y asociando estrategias que incluyan un plan alimentario y la prescripción de ejercicio físico moderado11.

Investigaciones realizadas en otros países12, 13, 14, 9 han documentado el estigma de peso que se genera en torno a la consulta con el equipo de salud. El estigma de peso es particularmente prevalente y perjudicial en el personal sanitario. Este sesgo anti gordura15, 12 contribuye a que las experiencias (e incluso las expectativas) de un mal trato promuevan la desconfianza en el equipo de salud de las personas con obesidad, la evitación de la atención y un peor vínculo terapéutico. Este contexto desfavorable puede reducir la calidad de la atención, aún ante buenas intenciones del equipo de salud16, al crear contextos negativos para el empoderamiento y la autoeficacia17. Además, ha sido documentado un alto estigma de la obesidad incluso en profesionales cuyas carreras enfatizan la investigación o el manejo clínico de la obesidad13, 18, 14.

Este abordaje sesgado conduce al diseño de campañas de salud pública que perpetúan la estigmatización al enfatizar el papel de la responsabilidad personal y las elecciones de un estilo de vida saludable, solo centradas en la nutrición y la actividad física, y pasando por alto los fuertes determinantes sociales, genéticos y ambientales de la obesidad19.

Nuevas recomendaciones: dejando a un lado los prejuicios

Sin embargo, en el último tiempo han surgido enfoques más orientados a la persona y su entorno, que recomiendan iniciar conversaciones centradas en el paciente con sobrepeso u obesidad con un abordaje basado en las 5 A: Ask (preguntarle si nos da permiso para abordar la problemática de su obesidad), Asses (evaluar), Advice (asesorar), Agree (acordar), y Assist (asistir)20. Recomiendan implementar un enfoque holístico, centrado en los comportamientos y las causas fundamentales del aumento de peso, poniendo especial cuidado en evitar la estigmatización. Esta guía canadiense propone realizar un abordaje interdisciplinario, sostenible en el tiempo, con metas claras y cumplibles, alentando a las personas con obesidad a desarrollar la autoestima y la autoeficacia20.

Dado que ocurre en el contexto de una relación inherentemente desigual, el equipo de salud puede ejercer influencia sobre los pensamientos, sentimientos y comportamientos de sus pacientes, por lo que sería saludable que quienes ejercemos este rol estemos informados y tomemos conciencia del potencial efecto de nuestras actitudes estigmatizantes hacia los colectivos vulnerables.

Consideramos muy importante la implementación de políticas públicas e institucionales que incluyan el entrenamiento del personal de la salud desde una perspectiva de respeto de los derechos de las personas a ser y a habitar sus cuerpos, el diseño de un abordaje preventivo y terapéutico con objetivos concordantes con las preferencias de cada paciente y, en síntesis, a mejorar la salud de las personas mediante una atención centrada en ellas.

Notas

(1) Este término, aunque muy utilizado, aún no se incorpora dentro del diccionario de la lengua española de la Real Academia Española1.

Citas

  1. Torres A, Gordofobia: el odio y menosprecio hacia las personas obesas. Psicología y Mente. 2016.
  2. Perfil de Instagram de un Grupo de Estudiantes de Psicología que actúan con el fin de erradicar la gordofobia y el estigma de la obesidad. ¡No a la Gordofobia!. @Gordofobiia.
  3. Puhl R, Suh Y, Health Consequences of Weight Stigma: Implications for Obesity Prevention and Treatment. Curr Obes Rep. 2015; 4(2):182-190. PubMed
  4. Sutin A R, Terracciano A, Personality and the social experience of body weight. Pers Individ Dif. 2019; 137:76-79. PubMed
  5. Mouratian P, Mapa nacional de la discriminación. Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo - INADI: Ciudad Autónoma de Buenos Aires; 2014.
  6. Maclean L, Edwards N, Garrard M, Obesity, stigma and public health planning. Health Promot Int. 2009; 24(1):88-93. PubMed
  7. Pearl R L, Puhl R M, Weight bias internalization and health: a systematic review. Obes Rev. 2018; 19(8):1141-63. PubMed
  8. Díaz-Virzi S, Activismo gordo: una reivindicación de la gordura. Revista Clarín. 2018.
  9. Contrera L, Cuello N, Cuerpos sin Patrones. Editorial Madreselva; 2016.
  10. Weight Loss to Prevent Obesity-Related Morbidity and Mortality in Adults: Behavioral Interventions. United States Preventive Services Task Force. 2018.
  11. Argentina, Ministerio de Salud de la Nación. Guía de Práctica Clínica Nacional sobre Diagnóstico y Tratamiento de la Obesidad en adultos para todos los niveles de atención. 2014.
  12. Jung F, Luck-Sikorski C, Wiemers N, Dietitians and nutritionists: Stigma in the context of obesity. A systematic review. PLoS ONE. 2015; 10(10):e0140276. PubMed
  13. Schwartz M B, O'Neal-Chambliss H, Brownell K D, Weight bias among health professionals specializing in obesity. Obes Res. 2003; 11(9):1033-1039. PubMed
  14. Sabin J, Marini M, Nosek B, Implicit and Explicit Anti-Fat Bias among a Large Sample of Medical Doctors by BMI, Race/Ethnicity and Gender. PLoS ONE. 2012; 7(11):e48448. PubMed
  15. Tomiyama A, Carr D, Granberg E, How and why weight stigma drives the obesity ‘epidemic’ and harms health. BMC Med. 2018; 16(1):123-123. PubMed
  16. Phelan S M, Burgess D J, Yeazel M W, Impact of weight bias and stigma on quality of care and outcomes for patients with obesity. Obesity Reviews. 2015; 16(4):319-26. PubMed
  17. Malterud K, Ulriksen K, Obesity, stigma, and responsibility in health care: A synthesis of qualitative studies. Int J Qual Stud Health Well-being. 2011; 6(4):8404-8404. PubMed
  18. Teachman B, Nock M, Project Implicit Health.
  19. Rubino F, Puhl R M, Cummings D E, Joint international consensus statement for ending stigma of obesity. Nat Med. 2020; 26(4):485-497. PubMed
  20. Wharton S, Lau DCW, Vallis M, Obesity in adults: a clinical practice guideline. CMAJ. 2020; 192(31):E875-E891. PubMed

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